ESPACIO EMPRENDEDOR


Hay un elemento fundamental para poner en marcha cualquier proyecto empresarial. Y es un axioma vital que no podemos pasar por alto: “no sabemos de todo”.

 

Puede que tengas grandes ideas, te leas unos libros y vayas a alguna conferencia sobre “ser emprendedor (o emprendedora)”, pero hay cosas que necesita tu proyecto que no puedes abarcar. Puedes hacerlo, pero no lo harás tan bien como lo pueden hacer profesionales con experiencia en ese sector.

 

Me dirás que no tienes dinero. Bien, Lo sé. Pero sabes hacer cosas. Y se supone que tienes creatividad. Negocia. Ofrece. Intercambia. Financia. Colabora a largo plazo.

 

El dinero es un facilitador crucial para cualquier empresa, pero no es un abismo que no se pueda saltar. Será más difícil, claro, pero nadie te ha dicho que emprender sea sencillo.

 

Colabora, coopera y deja de competir. La única competencia que tienes que marcarte es ser mejor cada día. Pero incluso puedes colaborar con gente que creías competencia. Al final, hacer del mundo un lugar mejor depende todos. Así que… ¡juntos, mejor!

Crowdfunding


Lo definen como la cooperación colectiva que permite conseguir los recursos financieros suficientes para desarrollar ideas, proyectos y empresas en su fase inicial (start up), basado en plataformas electrónicas que contactan directamente inversores y proyectos. Normalmente las iniciativas de crowfunding se refieren a la microfinanciación colectiva con múltiples variedades, que incluyen microdonaciones (contribuciones sin un retorno específico), modelos basados en premios (desde intangibles o merchandising hasta la preventa del propio producto o ediciones limitadas del mismo), o incluso aportes de capital a empresas (equity crowfunding). Desde una perspectiva general, se pueden encontrar ejemplos de proyectos financiados de esta manera en las últimas décadas o incluso siglos (la base de la Estatua de la Libertad, por ejemplo, se financió parcialmente en 1884 mediante crowfunding). No obstante, el primer uso del término crowfunding proviene del año 2006, y su popularización está vinculada a la de algunas de sus plataformas más conocidas:

Beneficios de una microfinanciación colectiva


La microfinanciación colectiva puede ofrecer diversas ventajas a un amplio espectro de usuarios, debido principalmente a su flexibilidad, el compromiso colectivo que implica y la variedad de formas de financiación en las que puede concretarse.

 

Mientras que los modelos basados en donaciones o recompensas no entrañan ninguna remuneración financiera para los contribuidores, los modelos de participación en beneficios, préstamos e inversiones en valores ofrecen la perspectiva de una remuneración financiera. Entre quienes recaban fondos se incluyen las PYME, empresas de nueva creación, microemprendedores, emprendedores sociales, trabajadores por cuenta propia, los sectores cultural y creativo, autoridades públicas, promotores de proyectos innovadores o medioambientales, organismos de interés público o investigadores.

 

El acceso a la financiación es uno de los problemas más acuciantes de las PYME, de ahí que la demanda de financiación de muchos proyectos no pueda ser satisfecha por ninguna de las fuentes existentes, lo que se conoce como “brecha de financiación”. En consecuencia la microfinanciación colectiva permite el contacto directo de pequeños contribuidores e inversores con los proyectos que requieren fondos, fundamentalmente en las fases iniciales.

 

Por otra parte, la microfinanciación colectiva presenta un potencial interesante para la innovación, la investigación y el desarrollo, y podría contribuir al crecimiento, el desarrollo social y la creación de empleo, haciendo posible la financiación de proyectos innovadores que carecen del nivel de madurez exigido por las fuentes tradicionales de los mercados financieros. Al mismo tiempo, también puede reducir los costes y la carga administrativa para las empresas, en particular las PYME.

La microfinanciación colectiva puede ofrecer diversas ventajas a un amplio espectro de usuarios, debido principalmente a su flexibilidad, el compromiso colectivo que implica y la variedad de formas de financiación en las que puede concretarse.

 

Mientras que los modelos basados en donaciones o recompensas no entrañan ninguna remuneración financiera para los contribuidores, los modelos de participación en beneficios, préstamos e inversiones en valores la perspectiva de una remuneración financiera. Entre quienes recaban fondos se incluyen las PYME, empresas de nueva creación, microemprendedores, emprendedores sociales, trabajadores por cuenta propia, los sectores cultural y creativo, autoridades públicas, promotores de proyectos innovadores o medioambientales, organismo de interés público o investigadores. 

 

El acceso a la financiación es uno de los problemas más acuciantes de las PYME, de ahí que la demanda de financiación de muchos proyectos no pueda ser satisfecha por ninguna de las fuentes existentes, lo que se conoce como "brecha de financiación". En consecuencia la microfinanciación colectiva permite el contacto directo de pequeños contribuidores e inversores con los proyectos que requieren fondos, fundamentalmente en las fases iniciales.

 

Por otra parte, la microfinanciación colectiva presenta un potencial interesante para la innovación, la investigación y el desarrollo, y podría contribuir al crecimiento, el desarrollo social y la creación de empleo, haciendo posible la financiación de proyectos innovadores que carecen del nivel de madurez exigido por las fuentes tradicionales de los mercados financieros. Al mismo tiempo, también puede reducir los costes y la carga administrativa para las empresas, en particular las PYME. 

El crowdfunding desde la perspectiva Europea


La Comunicación de la Comisión Europea pretende contribuir a respaldar el desarrollo de las actividades de microfinanciación colectiva, fijando las siguientes prioridades:

  • Establecer un grupo de expertos sobre microfinanciación colectiva que se encargue de proporcionar asesoramiento y conocimientos especializados a la Comisión en este ámbito. En particular, el grupo de expertos proporcionaría asesoramiento para estudiar la posibilidad de establecer un «distintivo de calidad» a fin de construir una relación de confianza con los usuarios, y a través de sus conocimientos, le ayudaría a promover la transparencia, las buenas prácticas y la certificación.
  • Lograr una mayor sensibilización sobre la microfinanciación colectiva, mejorando la información y la formación y elevando los niveles de calidad.
  • Realizar un estudio sinóptico de la evolución de la normativa nacional y organizar talleres en materia normativa para garantizar un funcionamiento óptimo del mercado interior, así como para evaluar si es necesaria una intervención reguladora a escala de la UE.

Las diferentes formas de microfinanciación colectiva que se han citado anteriormente muestran diferencias en cuanto a los grupos de usuarios, los riesgos, la complejidad y la finalidad, que justifican una distinción entre esas diversas formas y, sobre todo, entre los modelos con remuneración financiera y los modelos sin remuneración financiera.

 

La microfinanciación colectiva con remuneración financiera es algo menos conocida y se considera que conlleva mayores riesgos para los contribuidores, que actúan como inversores. Las principales cuestiones reguladas por la legislación de la UE y que guardan relación con todos los tipos de microfinanciación colectiva son la lucha contra el blanqueo de capitales, la publicidad, la protección de los consumidores y, en su caso, la protección de los derechos de propiedad intelectual.

 

La regulación del crowdfunding es una cuestión de indudable complejidad: por un lado resulta evidente que un cierto nivel de regulación es necesario a efectos de control y garantías. Sin embargo, una regulación excesiva puede poner en peligro el desarrollo y las posibilidades de un sistema dinámico y con un enorme potencial para el desarrollo de nuevas ideas, proyectos y empresas.